Conceptos Valor y Desperdicio
Imaginaos que queremos viajar en avión de Madrid a Múnich. En este caso el cliente soy yo y el producto es viajar desde Madrid a Múnich.
El proceso que se sucede para conseguir mi objetivo podría ser el siguiente:
- Llegó al aeropuerto de Barajas de Madrid a las 9 de la mañana.
- Tengo que caminar hasta el mostrador de facturación
- Facturar
- Caminar hasta el control de seguridad
- Esperar para pasar el control de seguridad
- Pasar por el control de seguridad
- Volver a caminar hasta la zona de embarque
- Esperar en la zona de embarque
- Hacer cola para embarcar
- Embarcar
- Esperar a que despegue el avión que lo hace a las 12 de la mañana
- Viaja de Madrid a Múnich
- Aterrizar a las 14:40
- Esperar antes de desembarcar
- Desplazarme hasta la zona de recogida de equipaje
- Confiar en que ya esté saliendo el equipaje
- Esperar lo que me corresponda para recoger el equipaje
- Recoger el equipaje
- Salir del aeropuerto a las 15:45
Fijaos que quería yo como cliente, viajar de Madrid a Múnich con mi maleta, y fijaos todo lo que ha pasado. De todas estas actividades cuales me aportan valor: el viaje y quizá alguna más como pasar el control de seguridad
Fijaos que el tiempo de proceso son 6 horas y 40 minutos y el tiempo del viaje son 2 horas 40 minutos, le podemos sumar un minuto si queremos de atravesar los controles de seguridad.
¿Qué porcentaje de todo el tiempo que engloba el proceso me ha aportado valor a mí como cliente? el 40 %
Pensáis que esto que os acabo de contar se puede repetir en vuestras empresas o incluso en nuestra vida cotidiana, la respuesta es si. Estamos acostumbrados a consumir recursos para hacer cosas que no nos aportan valor como clientes o que no aportan valor a nuestros clientes.
De manera que del conjunto de actividades de una empresa hay un porcentaje que suele rondar 40 – 50 % (en el caso de no trabajar con la filosofía Lean) que no aportan valor y hay un porcentaje de actividades que sí aportan valor. A estas última las llamamos actividades de valor añadido y aportan valor al cliente que el que está dispuesto a pagar por lo que hacemos.
El porcentaje de actividades que no aportan valor suele ser bastante importante y dentro de ellas existen dos tipos:
Las que claramente no aportan valor y luego tenemos otro tipo de actividades que llamamos actividades de no valor añadido pero que son necesarias. Son aquellas que aunque sabemos que no están aportando valor no las podemos eliminar porque la tecnología u otras circunstancias no nos lo permiten.
Imaginaos si fuéramos capaces de reducir el porcentaje de actividades de no valor añadido, la cantidad de recursos que se nos quedan libres y lo que podríamos hacer con ellos: lanzar una nueva línea de negocio, innovar, descansar… En definitiva ser más eficientes.
Estamos acostumbrados a escuchar que el Lean consiste en hacer más con menos y una de las claves está aquí, en liberar recursos que van a dejar de hacer cosas por las cuales nuestros clientes no nos va a pagar.
Hay dos conceptos muy importantes que son el de valor y el de desperdicio.
El valor sólo lo puede decidir el consumidor final, el cliente que siente satisfechas sus necesidades en un momento concreto y a un precio concreto. Pero ojo porque el valor cambia para el cliente y por eso hay que tener abiertas vías de comunicación con él para saber que es lo que quiere en cada momento.
Y por otro lado tenemos el desperdicio que es cualquier actividad que consume recursos pero no crea valor.
Aunque entender el valor puede ser complicado, afortunadamente los desperdicios están categorizados: Están divididos en 7+1 categorías.
Errores. Si yo cometo una equivocación, un defecto de calidad o un error en una factura al cliente son desperdicios que no le puedo cobrar al cliente al ser yo el causante. Además suponen un retraso en rehacer lo que he hecho mal y generan mala imagen de marca.
Sobreproducción. Es producir más de lo que está pidiendo el cliente final o lo que me está pidiendo el siguiente proceso que viene a continuación de mi.
Esperas. Como las que hemos visto en el ejemplo del avión. Las esperas son un desperdicio como cuando estamos esperando a que nos den un informe, un material o una mercancía.
Transporte de materiales o de información. Cuando estamos transportando estamos consumiendo recursos, utilizando maquinaria y tenemos que ver si se puede reducir de alguna manera.
Inventario. Consiste en tener almacenado más de lo que me está pidiendo el cliente, de lo que necesito, o más de lo que me estan pidiendo mis procesos internos.
Movimiento de personas de un sitio a otro. Alguna vez os habéis fijado la cantidad de paseos que se da el personal sanitario en los hospitales. Imaginaos si no tuvieron que pasearse tanto de un sitio a otro, recuperaríamos recursos para poder destinar a otra cosa.
Muchas veces los movimientos se deben a un mal diseño de las instalaciones en las que estamos trabajando.
Sobreprocesamiento es hacer más de lo que me está pidiendo el cliente final, con más calidad, con más esfuerzo… Por ejemplo una entrada en un blog que le das vueltas y vueltas porque nunca termina de estar perfecto. La calidad es un compromiso entre el cliente y el suministrador teniendo una serie de normas entre ellos.
El talento humano infrautilizado. Este es un desperdicio que originalmente no estaba categorizado como tal sino que se incluyó a posteriori. Tener a personas con una cualificación alta haciendo trabajos que claramente están muy por debajo del nivel para el
que ellos están preparados. Tiene una serie de consecuencias… en primer lugar esa persona pues se puede quemar y quizás abandonar la empresa. En cualquier caso estamos desaprovechando el talento de esa persona.
Una vez que lo sabemos ¿que hay que hacer según la filosofía Lean?
En primer lugar ser conscientes de que convivimos con los desperdicios tanto a nivel empresarial como a nivel personal. Pensad la cantidad del tiempo que perdemos en cosas que entran dentro de estas categorías. Una identificadas lo que hay que hacer es aplicar una serie de herramientas del Lean que ya iremos viendo en siguientes vídeos y que nos van ayudar a ir reduciendo estos desperdicios y por lo tanto nos van a ayudar a liberar recursos y ser más eficientes.