JORNADAS DE EMPRENDIMIENTO CON NIÑOS Y ADOLESCENTES
Si eres de los que se queja porque en España hay poca cultura del emprendimiento, te cuento lo que me ha pasado este primer semestre de 2022.
Me han propuesto realizar varias jornadas para fomentar la cultura emprendedora en niños y adolescentes. En total, más de 140 asistentes en 5 jornadas en diferentes centros públicos, con alumnos de entre 9 y 17 años. Todo un reto si no estás acostumbrada a trabajar con estas edades, como en mi caso.
He realizado dos tipos de talleres de emprendimiento, en cuatro de ellos he utilizado elementos de apoyo como piezas de LEGO u otras piezas encajables En el de los niños más pequeños no he utilizado elementos manipulativos.
En todos los casos planteo un escenario de emprendimiento adaptado a los conocimientos de los asistentes, en el que los “emprendedores” deben dar solución a alguna necesidad. Reparto a los alumnos en grupos, que deben competir entre ellos para conseguir una venta o ser valorados como mejor proyecto. Además, elijo a algunos alumnos como clientes y les asigno roles. Como en la vida real, cada cliente quiere algo distinto.
Los grupos elaboran una serie de hipótesis sobre quién o quiénes son sus clientes. A continuación, deben entrevistarlos para contrastar si sus hipótesis son correctas o no. Generalmente deben corregir sus hipótesis de partida y adaptar su propuesta de valor a lo que quieren los clientes. Después suelen prototipar (hacen un dibujo, por ejemplo) y continúan validando con los clientes hasta que entienden realmente lo que quieren. Pasan después a la fase de construcción (en caso de usar elementos manipulativos) y posteriormente comienza la fase de definición de estrategia comercial. Deben preparar sus argumentos, condiciones de venta, servicio post-venta, etc. Lo siguiente que deben hacer es intentar cerrar una venta con sus clientes, teniendo en cuenta que hay competencia entre los grupos de emprendedores.
A veces introduzco otros elementos como la negociación de un contrato, la necesidad de financiación, etc, siempre adaptado al nivel de los asistentes.
¿Qué aprenden? Pues, efectivamente, no estoy contando otra cosa que conceptos de Lean Start Up, pero no uso ese término en los talleres. Ellos aprenden que es necesario empatizar con el cliente, que las hipótesis iniciales son casi siempre incorrectas, que además de un buen producto hay que tener buenas habilidades de comunicación y negociación… Y también aprenden a desarrollar la creatividad sin filtros, pues disponen de un tiempo para ello y el juego provoca este efecto.
¿Y yo qué he aprendido? Que, aunque son aún pequeños, les cuesta un tiempo entender que no hay producto “correcto”, y que además les estoy “obligando” a fallar y a corregir después. Sin embargo, una vez que lo comprenden, es fascinante ver cómo se lanzan a imaginar.
¿Servirá para que alguno de los niños y niñas se animen a emprender en el futuro? No lo sé. Sinceramente, espero que sí. En cualquier caso, sí tengo claro que es un granito de arena para fomentar la cultura emprendedora y sólo puedo agradecer y admirar a los centros educativos que han promovido estas actividades.