La Regla de las 5 Horas. Si no inviertes 5 horas a la semana aprendiendo, estas siendo irresponsable.
“En toda mi vida, no he conocido a ninguna persona sabia (en un amplio campo temático) que no leyera todo el tiempo – ninguna. Cero.”
Charlie Munger, multimillonario y socio comercial de Warren Buffett.
Casi todos los grandes empresarios tienen algo en común: no dedican toda la jornada a su trabajo, sino que destinan una parte de la jornada a leer, aprender y seguir formándose.
- ¿Por qué la persona más ocupada del mundo, el ex presidente Barack Obama, leía una hora al día mientras estaba en el cargo?
- ¿Por qué el mejor inversor de la historia, Warren Buffett, ha invertido el 80% de su tiempo en leer y pensar a lo largo de toda su carrera?
- ¿Por qué la persona más rica del mundo, Bill Gates, lee un libro a la semana? ¿Y por qué se toma dos semanas de vacaciones al año solo para leer?
- ¿Por qué las personas más inteligentes y ocupadas del mundo encuentran una hora al día para el aprendizaje (la regla de las 5 horas), mientras que otros inventan excusas sobre cuán ocupados están?
- ¿Qué ven que otros no ven?
La respuesta es simple: el aprendizaje es la mejor inversión de nuestro tiempo que podemos hacer. O como dijo Benjamin Franklin: “Una inversión en conocimiento paga el mejor interés”.
Esta percepción es fundamental para tener éxito en nuestra economía del conocimiento, pero pocas personas se dan cuenta de ello. Afortunadamente, una vez que comprendes el valor del conocimiento, es fácil obtener más de él. Sólo dedícate al aprendizaje constante.
El conocimiento es el nuevo dinero
“El capital intelectual siempre triunfará sobre el capital financiero”.
Paul Tudor Jones, empresario, inversor y filántropo multimillonario hecho a sí mismo.
Pasamos nuestras vidas recogiendo, gastando, y preocupándonos por el dinero – de hecho, cuando decimos que “no tenemos tiempo” para aprender algo nuevo, generalmente es porque estamos dedicando nuestro tiempo febrilmente a ganar dinero, pero algo está sucediendo ahora mismo que está cambiando la relación entre el dinero y el conocimiento.
Estamos en el comienzo de un período de lo que el famoso futurista Peter Diamandis llama desmonetización rápida, en el que la tecnología está haciendo que los productos o servicios anteriormente costosos sean mucho más baratos – o incluso gratuitos.
Esta desmonetización se acelerará en el futuro. Las flotas de vehículos automatizados eliminarán una de nuestras mayores compras: un coche. La realidad virtual hará que las experiencias costosas, tales como ir a un concierto o jugar al golf, estén disponibles instantáneamente a un coste mucho menor. Mientras que la diferencia entre realidad y realidad virtual es casi incomparable en este momento, la tasa de mejora de la realidad virtual es exponencial.
Si bien los costes de la educación y la atención sanitaria han aumentado, es probable que la innovación en estos campos conduzca también a una eventual desmonetización. Muchas instituciones de educación superior, por ejemplo, tienen costes heredados para sostener múltiples niveles de jerarquía y mantener sus campus. Las instituciones más nuevas están encontrando maneras de reducir drásticamente el coste ofreciendo sus servicios exclusivamente en línea, centrándose sólo en la capacitación para adquirir habilidades a la carta y con altos salarios, o haciendo que los empresarios que reclutan a los estudiantes subsidien el gasto de la matrícula.
Mientras que los bienes y servicios se están desmonetizando, el conocimiento es cada vez más valioso.
Tal vez el mejor ejemplo del valor creciente de ciertas formas de conocimiento es la industria automovilística. Sebastian Thrun, fundador de Google X y del equipo de vehículos autonomos de Google, da el ejemplo de Uber pagando 700 millones de dólares por Otto, una empresa de seis meses con 70 empleados, y de GM gastando 1.000 millones de dólares en la adquisición de Cruise. Concluye que en esta industria,”el precio actual del talento es de 10 millones de dólares”.
Eso es 10 millones de dólares por trabajador cualificado, y aunque ese es el ejemplo más impresionante, no sólo es cierto para las habilidades técnicas increíblemente raras y lucrativas. Las personas que identifican las habilidades necesarias para futuros trabajos – por ejemplo, analista de datos, diseñador de productos, fisioterapeuta – y las aprenden rápidamente están preparadas para triunfar.
Aquellos que trabajan muy duro a lo largo de su carrera pero no se toman tiempo fuera de su horario para aprender constantemente serán el nuevo grupo “en riesgo”. Corren el riesgo de quedar atrapados en el peldaño más bajo de la competencia mundial, y corren el riesgo de perder sus puestos de trabajo debido a la automatización, al igual que los obreros lo hicieron entre 2000 y 2010, cuando los robots reemplazaron el 85 por ciento de los puestos de trabajo en la industria manufacturera.
¿Por qué?
Las personas que se encuentran en la parte inferior de la escala económica están siendo presionadas más y compensadas menos, mientras que las que se encuentran en la parte superior tienen más oportunidades y cobran más que nunca. Lo irónico es que el problema no es la falta de trabajo. Más bien, es la falta de personas con las habilidades y conocimientos adecuados para cubrir los puestos de trabajo.
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