Mantenibilidad… o cuándo acordarse de Santa Bárbara
Tener que desmontar un techo o una pared para hacer mantenimiento a un equipo, necesitar más tiempo para localizar una avería que para la realización del trabajo en sí, no poder hacer los preventivos en instrumentos porque están inaccesibles, … la lista es extensa y cada vez que sale el tema se va alargando con las experiencias que me van contando compañeros y alumnos. Todo ello con la consiguiente repercusión en las cifras de disponibilidad de la instalación y costes de explotación.
¿Por qué es tan habitual?
Cuando se diseña una instalación se deben asegurar varias cuestiones. La primera y evidente es que cumpla con las prestaciones de funcionamiento requeridas, tanto en lo referente a régimen de trabajo como a criterios medioambientales y de seguridad. Parece que todos lo tenemos claro. No tan evidentes (al menos en base a mi experiencia) son las preocupaciones por la fiabilidad y la mantenibilidad.
En concreto sobre este último punto me han hecho reflexionar algunos alumnos. Para qué pararte a pensar en mantenibilidad si no te lo pide expresamente el cliente, me preguntaron. Mi respuesta fue poco meditada, lo reconozco: ¿y si tú eres el cliente? Pero me quedé ciertamente desconcertada.
Tanto si estás de un lado como de otro es esencial pensar en qué mantenimiento se hará a la instalación a lo largo de todo el ciclo de vida. Porque tiene repercusión directa sobre los futuros resultados operativos de la misma y porque puede condicionar la viabilidad económica de un proyecto. Es así de contundente y así debe ser percibido tanto por suministrador como por comprador.
Desde el inicio de un proyecto deben plantearse cuestiones como la accesibilidad, la normalización, la cualificación y formación requerida por el personal de mantenimiento, la periodicidad con que se realizará ese mantenimiento y cómo afectará a la disponibilidad, la disponibilidad de documentación adecuada, la facilidad para identificación de averías, etc.
Porque la mantenibilidad es una característica que en su mayor parte se adquiere con la nueva instalación y posteriormente suele ser difícil de modificar.
Con lo fácil que es cambiar una idea o cambiar un plano, y lo difícil que es desmontar un techo. Mejor prevenir que lamentar …o acordarse de Santa Bárbara sólo cuando truena.
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